sábado, 16 de marzo de 2013

Der Schornsteinfeger

Un estrepitoso timbrazo me despertó ayer, miré la hora. Era aún demasiado pronto y pensé que quizás mi compañero de piso se levantaría a abrir y lidiar con quien fuese, mensajeros, vendedores o raticidas. Volvió a sonar otro, esta vez más enérgico si cabe. La fuerza de voluntad de mi compañero resultó ser más sólida que la mía y me tuve que levantar a abrir.